Corta. Pela las patatas y córtalas en rodajas de unos 3-4 mm (el grosor de una moneda de 2 euros). Intenta que sean iguales (usa mandolina si tienes). Corta la cebolla y el pimiento en juliana (tiras finas).
Mezcla. En un bol grande, pon las patatas, la cebolla y el pimiento. Añade el aceite, la sal, la pimienta y las hierbas. Remueve muy bien con las manos para que cada rodaja se impregne de grasa.
Prepara la cesta. Coloca una hoja de papel de horno en la base de la cesta de la freidora (o usa un molde de silicona). Esto es vital para que el aceite y el vino se queden con las patatas y no caigan al fondo.
Vuelca. Pon la mezcla de patatas sobre el papel. Distribúyelas lo mejor posible, aunque se amontonen un poco no pasa nada en esta receta (queremos efecto vapor).
Riega. Vierte el chorrito de vino blanco por encima.
Pocha (Fase 1). Programa 15 minutos a 150°C. A esta temperatura baja, la patata se ablanda y la cebolla suda sin quemarse.
Remueve. Abre la cesta. Mueve las patatas con cuidado para que las de abajo suban arriba. Verás que ya no están crudas, sino empezando a estar tiernas.
Dora (Fase 2). Sube la temperatura a 190°C y cocina 10-12 minutos más. Ahora buscamos que los bordes se tuesten un poquito.
Comprueba. Pincha una patata gruesa. Si entra como mantequilla, están listas. Si no, dales 3 minutos más.